lunes, 17 de mayo de 2010

ATENAS, ESTADO DEMOCRATICO:




Atenas bajo los reyes y los nobles: En el pequeño territorio de Atica, con sus 2500 kilómetros cuadrados, surgieron varias ciudades entre las cuales se destacaron Atenas, Maratón y Eleusis. La leyenda refiere que el rey Teseo había unido a estas ciudades bajo la dirección de Atenas.
En un comienzo Atenas estuvo gobernada por una monarquía. Pero con el tiempo los reyes perdieron su poder y fueron reemplazados por nueve arcontes, magistrados supremos, que ejercían la dirección administrativa, militar, religiosa y jurisdiccional. Su mandato duraba un año. Eran elegidos por una asamblea dominada por los nobles o eupátridas (bien nacidos) que eran ricos terratenientes. Había un Tribunal Supremo con el nombre de Aerópago (colina de Ares, donde sesionaba este Consejo).
El fuerte aumento de la población dio origen a una grave escasez de tierras. Los mejores campos estaban en poder de los eupátridas que aprovecharon a menudo la pobreza y las deudas de los campesinos para ampliar aún más sus posesiones. Muchos campesinos fueron reducidos a la esclavitud y perdieron sus derechos civiles ya que el deudor que no podía pagar sus deudas debía responder con su persona por ellas. En el curso del siglo VII surgió entre los demos, el pueblo, un fuerte descontento.
Dracón y Solón. El demos descontento exigió ante todo que se codificaran las leyes ya que hasta ese momento sólo existía un derecho consuetudinario que era conocido únicamente por los nobles. Para responder e esta exigencia se eligió esimneta al eupátrida Dracón (hacia 624 a.C.). Más, estas leyes fueron tan severas que se dijo que el Código de Dracón estaba escrito con sangre.


Al aumentar el descontento se eligió arconte a Solón y se le encomendó la misión de dar a Atenas una nueva constitución (594 a. C.).
Solón, dando muestra de auténtica sabiduría política, se colocó por encima de los grupos y sus intereses y procuró hacer justicia a todos, a nobles y campesinos, a ricos y pobres. Anuló las deudas, rescató a los que habían caído en servidumbre por este motivo y prohibió la esclavitud por deudas. Estableció límites para la gran propiedad con el fin de impedir la desaparición de los predios pequeños. Mas, se opuso a las exigencias desmedidas de algunos campesinos de llevar a efecto una distribución radical de todas las tierras.
Solón abolió los privilegios de la nobleza de la sangre y declaró ciudadanos a todos los habitantes libres del Atica de modo que en adelante todo el pueblo pudiera participar en el gobierno. Dividió a la población en cuatro clases atendiendo a los impuestos que cada uno pagaba: grandes propietarios, campesinos y asalariados (tetes). Los arcontes debían ser elegidos entre los miembros de la primera clase. Los ex arcontes integraban el Areópago que se mantuvo como tribunal supremo y que conservó su función de controlar toda la administración pública. Solón creó como institución nueva el Consejo de los Cuatrocientos o Bulé, cuyos miembros eran elegidos entre los ciudadanos de las tres primeras clases. La Bulé debía preparar todos los asuntos que luego eran sometidos a la discusión y decisión de la Asamblea Popular o Ecclesia. Además creó un tribunal popular, la Heliaia, formada por jurados elegidos por sorteo entre los miembros de las tres primeras clases y a la cual cada ciudadano podía apelar contra la decisión de un magistrado.


La organización del ejército se basó en el mismo sistema de clases. Las dos primeras clases servían en la caballería. Los miembros de la tercera clase formaban los hoplitas, infantes con pesada armadura. Los tetes, los más pobres que carecían de medios para aportar armas y armadura, eran empleados con preferencia para el servicio en los barcos de guerra.
La reforma de Solón confirió a todos los ciudadanos voz y voto en la Asamblea Popular. Sin embargo, en las otras instituciones los nobles y los ricos conservaron mayores derechos. Como los cargos públicos no eran remunerados, sólo podía ocupar una magistratura el que disponía de tiempo y de medios económicos propios.
Después de haber completado su labor, Solón abandonó Atenas. No quiso ocupar ningún cargo público. Las leyes y no las personas, la justicia y no las pasiones debían gobernar. “La ley es rey” era la máxima de Solón. El oráculo de Delfos incluyó a Solón entre los siete sabios del mundo.
El tirano Pisístrato. A pesar de que las sabias reformas de Solón había algunos problemas fundamentales, continuaron las luchas internas. Los eupátridas no quisieron conformarse con la pérdida de sus privilegios. Los pequeños propietarios se sentían desilusionados porque no se había llevado a efecto una reforma agraria radical. El descontento general fue aprovechado por el eupátrida PISÍSTRATO para usurpar el poder. Apoyado por las masas populares empezó a gobernar como tirano. Numerosos nobles abandonaron Atenas.
Pisístrato dejó subsistir las leyes de Solón, pero hizo que la Asamblea Popular eligiera únicamente a sus partidarios para los cargos públicos. Se preocupó de espacial manera de la población campesina y fomentó la pequeña propiedad. Repartió semillas y fomentó la plantación de olivos. Construyó acueductos y caminos, dando trabajo a los más pobres. Protegió el comercio, aumentó el poder naval y dio apoyó a la fundación de nuevas colonias. Se rodeó de poetas e hizo anotar los poemas homéricos.
Después de la muerte de Pisístrato (527 a.C.) gobernaron sus dos hijos, Hipias e Hiparco. Este fue asesinado por motivos de venganza privada. Hipias, preso de miedo y de la desconfianza, estableció un régimen de terror que hizo nacer un odio general contra él y contra la tiranía.
Por consejo del oráculo de Delfos los eupátridas, apoyados por un ejército espartano, destituyeron a Hipias quien huyó al Asia Menor (510 a.C.).
Clístenes o el triunfo de la democracia en Atenas. Los oligarcas expulsaron a Hipias con la esperanza de restablecer su régimen. Mas, la influencia del demos y el espíritu democrático ya eran tan poderosas que no podían ser suprimidos. El aristócrata Clístenes, un genial estadista y abnegado patriota. Abolió los elementos oligárquicos de la constitución de Solón y fundó la democracia plena, el gobierno del pueblo por el pueblo.
Clístenes suprimió las cuatro tribus en que había estado dividida la población del Atica y dentro de las cuales los eupátridas tradicionalmente habían ejercido el predominio. En su lugar creó diez tribus nuevas, subdivididas cada una en diez demos o circunscripciones territoriales. Los diez demos que integraban una tribu no formaban un conjunto geográfico, sino que estaban repartidos por todo el territorio del Atica. De este modo, en cada tribu había habitantes de la costa, de las montañas y de la ciudad, pescadores y marineros, pastores y campesinos, pequeños propietarios, grandes terratenientes, artesanos y comerciantes. Todos ellos eran ciudadanos y como tales gozaban de los mismos derechos.
Por la creación de las diez tribus se hizo necesaria una modificación de la Bulé: Clístenes aumentó el número de sus miembros de 400 a 500. Este Consejo de los Quinientos estaba formado por 50 delegados de cada tribu, designados anualmente por sorteo. Debía preparar los proyectos de ley que eran sometidos a la Asamblea Popular y debía velar, conjuntamente con los nueve arcontes, por la ejecución de las leyes. Como el Consejo era muy numeroso se elegían 50 miembros que durante la décima parte de un año se encargaban de los asuntos urgentes. Estos debían permanecer día y noche en el edificio del Consejo, siendo los gastos costeados por el gobierno.
A partir de la reforma de Clístenes todas las decisiones importantes eran tomadas por el Consejo de los Quinientos y la Asamblea Popular. Decidían sobre guerra y paz, alianza, impuestos y leyes. En cambio, las atribuciones del Areópago y de los Arcontes sufrieron una fuerte reducción. Los ciudadanos mismos, sin distinción de origen, clase o fortuna, ejercían el poder soberano y participaban en la vida de la Polis, en la política.
Para evitar que alguna persona ambiciosa pudiera poner en peligro la constitución democrática se instituyó el ostracismo (de ostrakon= concha, tejuela en forma de concha). Todos los años la Asamblea Popular era consultada si consideraba que alguna persona constituía un peligro para el Estado. En la votación sé inscribía el nombre en la tejuela. Debían emitirse al menos 6000 votos. Si la mayoría se pronunciaba en contra de alguna persona, ésta debía abandonar la ciudad por un período de diez años. Este exilio no implicaba un perjuicio para su honor o su fortuna. De esta manera los atenienses quisieron asegurarse contra una nueva tiranía.
La reforma democrática de Clístenes continuó y perfecciono los principios de Solón y organizó el Estado ateniense definitivamente como Estado jurídico y democrático, donde el pueblo era soberano y en que la norma suprema era la ideal de justicia. Esparta fue un Estado guerrero; un Estado jurídico. El patriota espartano debía ser valiente; el ciudadano ateniense debía ser justo.
Atenas alcanzó su mayor apogeo bajo la dirección de Pericles quien desempeño durante quince años consecutivos el cargo de estratega supremo (444-429). Pericles descendía de una anyigua familia aristocrática, pero se identificó completamente con los principios democráticos. Quiso que todos los ciudadanos y todos los grupos de la sociedad pudiesen participar con iguales derechos en la dirección del Estado.Los campesinos, artesanos y obreros tambiénb habían luchado por el triunfo y la grandeza de Atenas y tenían potanto un derecho a ser escuchados.
Después de la reforma de Clístenes todavía se habían mantenido algunos privilegios a favor de ciertos grupos sociales. Sólo los miembros de las dos clases superiores podían ser elegidos para el Areópago que conservaba el control sobre todo el Estado. Por iniciativa de Pericles el Areópago perdió todas sus funciones políticas y la facultad de vetar las leyes. Los derechos de control sobre las magistraturas fueron conferidos al Consejo de los Quinientos: El magistrado que dejaba su cargo debía rendir cuentas ante el Tribunal Popular, la Heliaia. Los 6000 jurados de este Tribunal eran elegidos anualmente por sorteo entre toda la población. Con el fin de que aun el ciudadano más pobre pudiese desempeñar un cargo público. Pericles hizo pagar una remuneración a cada ciuadadano que, por asistir a las sesiones de la Asamblea Popular o por actuar como jurado en la Heliaia, no podía dedicarse a su trabajo. La falta de medios económicos ya no constituía obstaculó para servir al Estado. Se había completado la democracia ateniense.

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